martes, 29 de abril de 2008

Gente bella

Bueno amorcito, es hora de hablar de quiénes serán las personas que van a rodearte y de aquellas que no veras tanto pero oirás hablar siempre de ellas. Empecemos: tu familia es grande y bella.

Tu papi y tu mami son aquellos locos que te hablan sin sentido todo el tiempo, más en las noches, cuando nos acostamos en la cama y vemos tus movimientos de cadera. Esas voces llenas de amor y locura pertenecen a tu mami y a tu papi. Hay otra voz que escuchas a diario: una voz más seca y parecida a la de tu padre. Ese es la voz del nonno, un hombre pasivo, quieto, calmo pero con un torbellino de pensamientos que, en momentos, lo secuestra pero siempre lo trae de vuelta a nosotros. Es un hombre de muchas historias y con muchas experiencias, que seguro te contará y tu muy atento las oirás.

Hay otras voces que son familiares para ti. Son como si fueran paquetes de voces, pues las escuchas todas en conjunto y al mismo tiempo. Ellos son nuestros amigos, nuestra familia putativa: una familia que hemos adoptado 100% latinoamericana. Allí encuentras a tu tío ‘cuentero’, el colombiano, que con su rudo tono de voz siempre deja en los presentes su mensaje eufórico. Muy cerca de él está su esposa del mismo país hermano, ella no habla tanto pero cuando lo hace deja los puntos bien puestos sobre las ies. Otros son menos palabreros y más bulliciosos. Seguro vas a recordar la risa contagiante de tu tía venezolana. Ella, sin duda, disfruta de la vida y eso lo demuestra en su estrepitosa, contagiante y alegre risa, sin embargo, su esposo, un chino latino, es como el tai-chi: de palabras pausadas, inteligentes y muchas veces silenciosas. Ellos forman parte de nuestra vida y de nuestra rutina social.

Hay otros personajes sin voces para ti, pero con mucha presencia en las vidas de tus padres. Son personas importantísimas para nosotros y, por los momentos, nos mantenemos en contactos con ellos a través del teléfono o del mail. Tu abuela materna: una mujer dulce, consecuente, trabajadora, noble. Ella hace magia con sus manos y desde que se enteró de tu llegada no ha dejado de armar piezas maravillosas para decorar tu mundo fantástico. La abuela paterna, tiene el mismo don que la materna, solo que ella con sus manos transforma el oro y la plata en símbolos seductores. Ella es única y se defiende sola; ama a sus pichones y disfruta de la vida.

El abuelo materno, un hombre nervioso de amor. Un hombre que no duerme pensando en sus pichones, pensando en ellos. Es inquieto, cauteloso y constructivo. Puede dejar pasar el tiempo mientras él construye mundos de maderas o aviones de guerra.

Los tíos, tienes de muchas formas. Dos hombres, los hermanos de tu mami. Uno es metódico, nervioso pero fiel y noble. El segundo, es más calmado pero menos tolerante pero muy amoroso y cariñoso. Las dos mujeres de tu papi. Está la temerosa y valiente. La que no deja de moverse, la creativa y la sensible. La tía artista. Está la más grande, la intelectual, la mamá, la más tranquila que vela por su pichoncito día y noche, un pichoncito que se perfila como el primo que te enseñará un poco de cómo disfrutar esta vida. Un pillo del bueno. Un niño vivaz e inteligente.

Tienes a otros tres tíos muy grandes: Todos guapos. Todos amantes del fútbol. Uno el más sensible y el exquisito. Su paladar desde niño se inclina por la sofisticación, cosa que produjo en él una interesante fascinación por la preparación y degustación de la comida. Otro es como una avispa defensora. Un chico inquieto y muchas veces en la contra, pero tierno, fiel y muy familiar. Está el músico, el soñador, el galán: la chispa de la casa. Un chico que con su humor y actitud seductora conquistará seguro al mundo.

Hay más gente bella en tu mundo, pero por ahora te presento a estos. En la próxima semana. Te presentaré a tus tías abuelas, a tus bisabuelas y a un sinfín de amores familiares.

jueves, 24 de abril de 2008

Un nuevo amor…eterno

Increíble. Comenzamos a amar a alguien sin conocerlo. Esto es peor que los amores que se originan en el ciberespacio. ¡Estoy loca de amor por mi bebé!. No lo he visto, no sé como será, no sé quien es, pero lo amo. Estoy a su completa disposición. Lo que quiera se lo daré. Eso se los puedo confirmar.

Las fulanas mariposas que nos revuelan en el estomago cuando nos tropezamos con el aquel galán que nos movía el piso; esa electricidad que nos da en la espina dorsal cuando vemos a nuestros esposos, todos galanes, apuestos y seductores, todo eso queda profundamente en la historia cuando se enfrentan a este nuevo sentimiento. No sé de quién estoy tan enamorada, pero mientras pasa el tiempo, una emoción descontrolada invade mi cuerpo inquieto por ver, finalmente, a ese torpe e indefenso cuerpecito que me tiene loca: loca de amor, de emoción, de felicidad. Es la mejor locura que he vivido hasta ahora.

No sé si será un cascarrabias, como el abuelo materno o perdido en sus pensamientos como el paterno. Será cauteloso como el padre o inquieto como la madre. No sé si será tajante como la abuela materna o desafiante como la paterna. Pero desde ya lo amo. Hay madres que dicen que esto es el verdadero amor y que es un amor eterno. Estoy segura, y muchos de Uds me darán la razón, de que es así y que va más allá.

No sé cómo será mi futuro, pero desde ya lo veo efusivo, lindo, dinámico y de muchos aprendizajes. Ojala la vida me de el tiempo necesario para disfrutar y vivir con toda intensidad este amor eterno e irracional, el cual incita a cualquiera a descubrir cuál es el verdadero motivo de vivir.

martes, 22 de abril de 2008

Los últimos días…

Ya uno se encuentra pesado, literalmente. La panza cada día pesa más. El bebé gana más fuerza y más peso: esto se siente. Pero también ganan peso los pésimos comentarios de la gente. No sé si es que en esta etapa final no ponemos más delicadas o bien la gente más necia.

Obviamente llevamos una criatura en nuestro vientre y como es lógico, al acercarse el día del alumbramiento, la barriga nos va creciendo. Esto es lo más natural y normal del mundo. Es imposible que sea lo contrario. Por eso, no soporto comentarios como: ¡Ahh qué grande barriga!; ¡Cómo te ha crecido la barriga!, ¡Qué barriga tan grande! Estoy segura de que si la barriga fuera pequeña, también dirían: ¡Oh, qué barriga tan pequeña! No es necesario decir algo sobre el embarazo cuando ven a una mujer encinta. Todo es tan obvio que sobran las palabras y como ven a algunas de nosotros nos irrita estas frasecitas.

Los últimos días son realmente lentos. Tienes un constante afán a que llegue el día, pero también hay miles de papeleos que debemos hacer y tener listo antes de entrar al hospital. Y convertirnos finalmente en Madres.

Por ejemplo, aquellas madres que trabajamos, debemos casi agendar el día del parto, pues antes de él se deben llenar muchos papeles los cuales se deben llevar al IESS para que te autoricen el permiso de maternidad. Esto es una de las cosas sin hablar de todo lo que debemos dejar listo en nuestro trabajo. Luego, con el tema del seguro es otra cosa, hay que llenar papeles que deben ser enviados a nuestro médico y así firmarlos y sellarlos para que nos preautoricen y poder entrar sin problemas a la clínica. ¿Cómo harán aquellas madres que tienen partos prematuros? Si alguna de ellas lee esté blog que me explique cómo hizo.

En fin, son varias diligencias que hay que cumplir, para que nos cumplan y, por lo tanto, nos quitan el sueño y tiempo. Tiempo que deberíamos dedicar para ajustar detalles para recibir al primogénito.

Otra cosa en la que deberíamos dedicar el tiempo antes de la llegada del bebé es en cocinar varios platos y congelarlos, para que en esos primeros días que estaremos un tanto desubicados en tiempo y espacio, no tengamos que cocinar. Estoy segura de que esto nos facilitará la vida.

Bueno un poco de desahogo no cae mal a nadie

martes, 15 de abril de 2008

Lo bueno está por llegar

Bueno, en poco tiempo dejaré ‘reposar’ el blog porque tendré en mis brazos a mi bebé: mi hijito. Contrario a lo que dicen ando muy relajada y feliz. No me inquieta, para nada las contracciones ni la ruptura de membranas. Seré feliz cuando vea salir mi tapón mucoso. Me encantará conocer aquel elemento baboso que protegió a mi bebé durante todos estos meses. Aunque suene escatológico me encantará. Además, él será el primer aviso, físico, de que quedan pocos días para el encuentro. Tal vez incluso estaríamos hablando de pocas horas, sin embargo, ya el tiempo se resume en dos semanas, máximo: 14 días, para disfrutar a mi hijo.

Tampoco le temo a la lactancia y sus consecuencias sangrientas. No es que esté cruda y sanguinaria, pero me han contado, las malas lenguas, que los primeros días de lactar son terribles. Pues, en algunos casos, los pezones no están bien formados y la succión del bebé los lastima y eso, al parecer duele mucho. Muchas veces, hay mujeres que dejan de lactar justamente por este tema, por el dolor que le ocasiona. Yo espero que eso no pase conmigo. Espero convertirme en una vaca y dar toda la leche necesaria a mi becerrito y vencer cualquier complicación en las ‘áreas pezonales’.

Igualmente, estoy muy dispuesta para disfrutar los desvelos. Todas las madres concuerdan en algo: Aprovecha y duerme todo lo que quieras que luego no podrás dormir jamás. Eso no me quita el sueño. Estoy lista para vivir a toda plenitud los desvelos que me ocasionará mi bebé en sus primeros años y luego en su adolescencia y el resto de mi vida. No me importa. Estoy dispuesta a apostarlo todo por mi hijo.

Estoy lista a aprender todo lo que es necesario para que mi hijo se sienta feliz de haber llegado a este extraño mundo. Hay cosas que serán complicadas, pero nada detiene a una madre feroz…y hambrienta de ser madre.

lunes, 7 de abril de 2008

La paternidad

Hablar de la paternidad, bajo el ojo de la maternidad, es muy difícil. Pues somos nosotras las mujeres quienes desde el momento que nos enteramos que estamos desarrollando en nuestro cuerpo una vida ya sentimos esa inmensa responsabilidad y nace de inmediato ese amor eterno hacia nuestro hijo.

Pero ¿qué les pasa a los padres? ¿Sentirán lo mismo? ¿Cuándo nace ese instinto paternal? ¿Se forma solo cuándo lo ven en vivo y directo? ¿Por qué el proceso maternal y paternal es tan distinto? No me quejo del amor inmenso que me ha aportado mi esposo en estos últimos meses. Siempre ha sido tan cariñoso y atento conmigo, que no tengo quejas en absoluto, pero sé que su proceso de identificación es, evidentemente, diferente al mío.

Empecemos que soy yo quien lo siente, él tiene que aproximarse, tocarme para poder vivir esta grata experiencia. Yo soy la que debo controlar mis nervios y mis fuertes emociones porque sé que, de alguna manera afectan positiva o negativamente, a mi bebé. Yo soy quien debe cuidar de los alimentos que ingiero porque ellos nutren a mi bebé. Desde ya estoy cuidando a mi hijo. El padre se desboca cuidándome a mí, creo que esta exageración deriva en ese instinto paternal del cual intento hablar, pero creo que no es suficiente y por eso me gustaría hurgar entre el cerebro de un hombre a punto de ser padre y saber cómo piensan y qué piensan de este suceso. ¿Cómo lo viven?

Sin embargo, estas inquietas preguntas desaparecen cuando mis pensamientos se remiten hacia un futuro no muy lejano y veo, a la perfección, sin titubeo, a un joven padre babeado por su primer hijo. A un padre con bebé en brazo que trata de transmitirle a su hijo la fascinación hacia un grupo determinado de fútbol. Visualizo la complicidad entre miradas de padre e hijo ante un hecho que la madre, por su condición, no entiende. Esa complicidad de hombres que solo pueden descifrar los hombres. Veo también a un padre comprensivo y cariñoso. Un padre que le enseñará a su hijo a amar a la vida. No obstante, no dejo de tener curiosidad por saber más de lo que sienten ellos, y sé que la respuesta siempre será que es lo mismo que yo. ¿Será?