miércoles, 19 de marzo de 2008

El día del encuentro

Érase una vez una joven mujer que tenía una gran panza. Un día esa gran panza se convirtió en un niño, su hijo, desde ese momento comenzó un gran idilio y una gran historia…

Ojála pudiera escribir lo que va a pasar el día en que, por primera vez, vea, en vivo y directo, a mi pequeño bebé. Escribir todo lo que voy a sentir y, todo lo que él sentirá. Saber, como por arte de magia, todas sus inquietudes y sus angustias a la hora de enfrentar este amplio mundo. Descubrir con facilidad el significado de cada uno de sus ruiditos y tener la respuesta inmediata y rápida para suplir sus exigencias.

Quisiera tener una maleta, como la de los magos, llena de implementos que me ayuden a darle a mi hijo las mejores condiciones, tener un instrumento de traducción simultanea, que me diga a mí lo que mi bebé está diciendo y que le diga a él lo que la mami quiere expresarle. Que el vínculo de comunicación entre los dos no se vea nunca interrumpido por la inexperiencia. Que la maleta contenga polvos mágicos que al verterlos sobre su cuerpecito lo provea de los mejores sueños.

Hace poco soñé con él. Por primera vez vi su carita. Era un niño grande de piel blanca. Tenía poco cabello y negro. Se parecía a mí. Me recordó a una foto mía de cuando era bebé. Era muy cachetón con unos ojos grandes que me miraban sorprendido. En el sueño era un bebé, más que inquieto, curioso. Mirón. Detallista. A través de sus ojitos nos asentía: Ahhh, así que esa voz pertenece a ese rostro, tu debes ser mi papá y tu, aquella señora que llora, debe ser mi mamá. Por fin los conozco. Yo soy su bebé.

En ese sueño yo sabía perfectamente lo que mi bebé quería. Sabía lo que pensaba y también lo que necesitaba. En un momento, con una agilidad de madre con 10 hijos, decidí ponerlo sobre una cama y cambiarle los pañales. Vi en su rostro una cara de alivio y de agradecimiento y le dije a mi esposo: Ves, quería que lo cambiara y lo supe antes de que llorara.

Justo esa lectura de pensamiento y descifrar con facilidad todo el mundo de mi hijo es lo que quisiera aprender antes de recibirlo al mundo. Pero sé que es una misión imposible y que esa comunicación que desde ahora está naciendo se seguirá desarrollando más el día en que nos veamos la cara.

Sin embargo, les puedo decir que desde ya mi bebé sabe que lo amo, que lo espero con mucho amor y que seré una madre abnegada y dispuesta siempre a aprender con él todo lo que el mundo nos deparará.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Dulce

Nosotros estamos esperando nuestro segundo hijo... y aunque parece que no nacemos sabiendo ser papás, y que ojalá nmos regalarán una maleta como la que describes, nunca olvidaré cuando recibí a mi primer hijo, esa mirada pura y transparente sin juicios que entre otras cosas, entre todas las cosas me decía "te conozco de siempre"... esa comunicación me hizo entender que cuando nace el bebé, nacemos también como padres.

Bendiciones
Andy ;)

Anónimo dijo...

Hola Dulce

Nosotros estamos esperando nuestro segundo hijo... y aunque parece que no nacemos sabiendo ser papás, y que ojalá nmos regalarán una maleta como la que describes, nunca olvidaré cuando recibí a mi primer hijo, esa mirada pura y transparente sin juicios que entre otras cosas, entre todas las cosas me decía "te conozco de siempre"... esa comunicación me hizo entender que cuando nace el bebé, nacemos también como padres.

Bendiciones
Andy ;)

Anónimo dijo...

Hola Dulce

Nosotros estamos esperando nuestro segundo hijo... y aunque parece que no nacemos sabiendo ser papás, y que ojalá nmos regalarán una maleta como la que describes, nunca olvidaré cuando recibí a mi primer hijo, esa mirada pura y transparente sin juicios que entre otras cosas, entre todas las cosas me decía "te conozco de siempre"... esa comunicación me hizo entender que cuando nace el bebé, nacemos también como padres.

Bendiciones
Andy ;)